sábado, 8 de enero de 2011

Unos muertos con futuro


U
no no sale de su asombro. Hasta hace poco, el eslogan que usaban los joyeros de todo el mundo para vender diamantes, era convencernos de que regalar esa piedra era ofrecer a la persona amada un recuerdo perpetuo que vencía al tiempo. Nada más lo podía hacer. Pues bien, se han quedado cortos. Ahora resulta que un laboratorio suizo ha conseguido, partiendo de las cenizas de la cremación de una persona  -o animal, ¡faltaría más¡-, fabricar un diamante único e irrepetible cuya esencia corresponde al ser que se ha incinerado. Pruebas científicas lo avalan, dicen. Carbono convertido en diamante a base de siglos y presión, obtenido en las minas, que en el susodicho laboratorio procesa sólo en semanas. Más asombro. Desde el óbito a la entrega de la piedra, sólo pasa un plis-plas. Ya tienes al ser querido brillando con tintes azulados en una caja o engarzado en un anillo para lucir en un dedo al mismo tiempo que se perpetúa su recuerdo. Vivir para ver, o ver para creer, como gusten.
            Hasta ahora todo muy bien, pero se nos rompen los esquemas al conocer precios. Parece ser que "a bolsillo grande, cesta grande y a bolsillo pequeño, cesta pequeña". Desde el diamante de 0,30 quilates, hasta l quilate, el desembolso va de 3.000 a 15.000 euros. Es cuestión de usar mayor o menor cantidad de ceniza para que la piedra sea más o menos grande. Se puede elegir: pueden entrar en internet y convencerse.
            También me entero, que para perpetuar las cenizas hay otro sistema mucho más económico. Se pueden comprar unos cartuchos ecológicos, con turba, que incorpora unas semillas del árbol elegido, a los que se añaden las cenizas de la cremación para plantar en tierra y esperar que en pocos meses brote un árbol que será parte de la esencia del ser querido.
            Puede ser que en el futuro los cementerios, en lugar de tumbas de mármol o piedra, sean enormes bosques con árboles, cada uno con su correspondiente muerto. Claro que esto que imagino, será solo para las personas poco pudientes, ya que los cadáveres de los más ricos serán deslumbrantes diamantes que lucirán en sus manos los que los hayan sobrevivido. Como diría Rafael el Gallo, "hay gente pa tó".
            Hasta la próxima.
El Faro, lunes 22 de mayo de 2006.

2 comentarios:

  1. Efectivamente, ¡hay gente pa tó!. Según esto no hay que ir a las minas de sudafrica para buscar diamantes; las tenemos cerca (Sta. Lucía, San Antón,etc.) allí donde haya un cementerio. Anímemos a los deudos a colgarse a sus seres queridos del cuello o de donde les plazca y de paso liberamos suelo, que está muy escaso.
    Te felicito Eduardo por esta magnífica idea. Así podremos disfrutar de tu "Gota", que ya echábamos de menos.
    Paco Marín.

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  2. Gracias Paco.Gracias por tu comentario y por los ánimos. Gracias por echarme de menos.
    Quizá en unos días, puede ser que la "gota malaya" dé una sorpresa en la prensa.
    Un abrazo.

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