martes, 18 de enero de 2011

¿Sagasta o Jabonerías?

 U
na industria muy activa en Cartagena en tiempos remotos, era  la derivada de una planta conocida con el nombre de barrilla, y que se podía recoger en los terrenos pantanosos del Almarjal, por la abundancia del salitre existente. Esta planta salsolácea al quemarse, sus cenizas eran  básicas para la fabricación de jabones, famosos en toda la región. La mayor parte de las fábricas estaban junto al mar de Mandarache, en el llamado Arrabal de San Roque, y al urbanizarse dicha zona, tomó el nombre de Jabonerías. La proximidad con el mar, se eligió por la facilidad que tenían para eliminar -entonces no había ecologistas- todos sus deshechos de forma rápida y barata.
Muchos años después, en 1896, visitó la Ciudad,  D. Práxedes Mateo Sagasta, al que admiraban todos los partidos aunque fueran de distinta ideología, y viendo el gran recibimiento de la gente a dicho personaje, el presidente del Circulo Ateneo y su Junta Directiva, hicieron al Ayuntamiento la petición de que la calle Jabonerías pasase a llamarse calle de Sagasta, cosa que se aprobó en sesión municipal  por unanimidad, y así la calle cambió de nombre. El por qué de que la calle elegida fuera precisamente ésta, se debe al hecho de que D. Práxedes pernoctó como invitado de honor en la casa-palacete del Sr. Aznar, ubicado en dicha calle. La casa a la que me refiero existe en la actualidad, aunque ha dejado de ser vivienda, para convertirse desde hace bastantes años en la actual Parroquia del Corazón de Maria, conocida popularmente como Iglesia de los Padres, así que la calle tiene dos denominaciones, que se usan indistintamente, sin preferencia alguna determinada.
             Los nombres se deben conservar para la posteridad, ya que ambos hacen referencia a hitos en la pequeña historia de la Ciudad, la existencia de unas fábricas que en su tiempo fueron significativas para la economía industrial cartagenera y el recuerdo de la estancia entre nosotros de un personaje tan importante como el presidente Sagasta, que tan grato recuerdo dejó en  España.
            Se puede solucionar de una forma sencilla, y más ahora que se está peatonalizando. La citada calle, tiene dos tramos bien delimitados. Uno, desde la placita del Ícue, hasta el martillo frente a la calle de S. Roque, y el otro desde este límite, hasta el cruce con la calle Tolosa Latour. En el primero está la Iglesia de los Padres, o sea, lo que era la casa-palacete de Aznar, donde durmió Sagasta, y en el segundo fue donde se ubicaron las fábricas de jabones. Está claro. La primera parte sería la calle Sagasta y la segunda, la calle Jabonerias. Cada una con su nombre, engrosarían el callejero ciudadano.
            Hasta la próxima.
El Faro, lunes 26 de junio de 2006.





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