martes, 11 de enero de 2011

Parejas de la mano


D
ecía un entrañable personaje de zarzuela: "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad". Un profesor de la universidad de Ohio, tras un estudio sobre varias parejas con buena relación, ha demostrado que cuando surge un problema, el simple hecho de que los esposos se cojan de la mano, hace que la actividad de la zona cerebral preparada para responder al estímulo negativo, mejore sensiblemente: se mitiga el dolor o se palía el estrés incipiente. Si la muestra de cariño es un abrazo o una caricia, el efecto se multiplica. Incluso cuenta que en conflictos matrimoniales, las heridas físicas tienden a retrasar su cicatrización y los problemas de piel tardan más en resolverse. El estudio informa también que la mano de un familiar o amigo puede obrar idéntica respuesta cerebral, pero con menor intensidad. Si llevamos este concepto a la vida cotidiana, observamos cómo siempre las muestras de cariño entre personas se prodigan en momentos de dolor, tristeza o alegría. Estrechando la mano o abrazando a una persona doliente, mejoramos su estado de ánimo a través de las ondas cerebrales y nos responde con una reacción favorable perceptible externamente.
            De un tiempo a esta parte es muy frecuente ver a las parejas -especialmente de edad media y mayores- cogidos de la mano, como en los años cincuenta iban los jovencitos y se puede interpretar como una transmisión positiva de energía entre personas.
            Con demostraciones de amor o afecto se alivia el espíritu y el cuerpo. Todo lo sabíamos en la práctica, pero ahora nos lo confirman estudios del cerebro a través del escáner.
            De todos modos, la pareja basa su estructura en amor y sexo, aunque si desaparece lo segundo, se puede convivir pero no existirá una relación plena. Si lo que falta es el amor, el fracaso es seguro. Tener intimidad sin amor lleva a sentir vacío. En el fondo hace el mismo efecto que un intercambio sexual mercenario, o masturbación simbiótica compartida. Claro, hay  otro factor que es caldo de cultivo donde se cuece el binomio amor-sexo: el diálogo, sin el cuál no se puede cocinar este plato.
            En la sociedad actual, se busca más sexo que pareja, lo que -pienso- origina violencia, malos tratos y gran número de separaciones y divorcios. Así nos va.
            Hasta la próxima.
El Faro, lunes 5 de junio de 2006.

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